Un periodismo que falta a la verdad para favorecer al
presidente de turno, no debe llamarse periodismo, es más una sala de prensa
amañada para hablar solo bondades de aquellos que nos muelen a palos.
Lamentable es que en un país llamado a boca llena democrático,
valedor de los derechos humanos y libertades de expresión, se muestre un
periodismo amarillista y sensacionalista, maniatado por personajes nefastos de
nuestra sociedad, quienes han visto en esta hermosa profesión la máquina de
humo perfecta para distraer la atención del pueblo cansado y perezoso, que no
quiere ver más allá de lo que les quieren mostrar, habría que remitirse a las
amistades, a los habitantes de esos sectores remotos donde pasan los hechos más
relevantes del país, para obtener un mínimo de verdad, para hacerse a pedazos
una verdad a medias que dista mucho de lo que nos quieren enseñar.
Los métodos de manipulación varían dependiendo de la sintonía,
métodos modernos y arcaicos, que han hecho que al grupo de la esquina le
importe más que el presidente pelee ante el mundo por un gol que fue y que no
fue, a exigirle a este más respeto por el pueblo colombiano, más mano dura ante
las pretensiones vanidosas de unos pocos y ante el lobby fantoche de otros
oportunistas que no quieren más que llegar a implementar un sistema, el cual está
demostrado históricamente que no funciona. Esta tan mal encaminado nuestro
periodismo, que grandes exponentes de esta magnífica profesión han salido
durante los últimos años a criticar abiertamente las preferencias políticas de
un canal y otro, por mientras unos hablan maravillas de la mierda, en el otro
hablan mierda de las maravillas (si es que podemos encontrar alguna).
Si mantenemos esa tendencia, los canales, emisoras y hasta páginas
de internet, terminaran inclinando la balanza hacia el lado que mejor oferte,
clavando en el subconsciente de todos, el abstencionismo y dejando que los mismos
de siempre, elijan a los mismos de siempre.
Por.
FASG.
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